Mientras cenaban, de las viandas que ellos mismos traían, costumbre curiosa y ya perdida, que merecen un comentario aparte el cual es merecedor de ello, si es que las ganas y el espíritu del pasado nos alimenta lo suficientemente, tanto al ánimo como a la memoria; pero volviendo al asunto, escuchaban supongo
nuestros recitales poemáticos, las posteriores discusiones y opiniones. Ahora me pregunto, que es lo que pesarían de nosotros, aquella familia gitana, tan sin ellos saberlo entrañable.



Puede que ayudara algo al ambiente ademas de los cuadros de Antonio Sanchez y algun original de Zuloaga; las medias frascas de blanco Valdepeñas de la propia taberna.
ResponderEliminarRafael Roldán
El segundo poema es obra de Julian Alhambra
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