Extracto de la obra:LOS EXPLORADORES DE MADRID DURANTE EL FRANQUISMO
(De la Guerra Civil a la Democracia) Santiago Matas. (inedito)
(De la Guerra Civil a la Democracia) Santiago Matas. (inedito)
la autoria de este texto es de Jose Maria del Carre
Roverismo
En el devenir natural de la vida en un Grupo scout llega un momento en el que los scouts más mayores, si quieren continuar su formación scout, deben integrarse en la unidad adecuada a su edad, es decir en el Clan de Rovers. Pero ésto no ha sido nunca tarea fácil, ya que los que contaban con voluntad de servicio y permanencia en el Grupo se veían, en muchísimas ocasiones, en la necesidad de convertirse en scouters para dar continuidad al Grupo, lo que hacía que el número de posibles integrantes del Clan fuera insignificante. Esto unido a la falta de scouters preparados para ejercer la responsabilidad de Jefe de Clan ha llevado, en todo tiempo, a que pocos Grupos hayan contado con esa etapa de formación de los jóvenes. No obstante nunca han faltado Grupos con un buen Clan, como el Omega de los Salesianos de Atocha, muy numeroso y con una gran actividad a lo largo del tiempo.
Esta situación propició, a partir de los primeros años 60, la creación de algún Clan independiente registrado como Grupo y de un Clan de Distrito que sirvieron para integrar a todos aquellos scouts que optaron por dedicarse a la tarea de completar su formación con las posibilidades que el Escultismo ofrece a los jóvenes, disponiendo del ambiente adecuado para desarrollar su labor de servicio y canalizando sus inquietudes de desarrollo personal y comunitario.
De entre los Clanes de aquella época no hay que olvidar al Clan Querer que, además de las actividades propias de la etapa Rover, realizó una difícil e importante labor de divulgación y comunicación entre los Grupos scouts dispersos por España, en aquellos momentos en los que las comunicaciones fuera de la propia ciudad había que realizarlas generalmente por correo. Esta tarea se llevó a cabo con la edición, primero a multicopista y después a imprenta, de la revista “Querer” que se estuvo editando durante bastantes años y con una difusión importante dentro del limitado número de miembros con los que contaba la Asociación en aquellos años. Paradojas de la vida; mientras la revista se editaba legalmente mediante el correspondiente “depósito legal”, los editores no gozaban de reconocimiento legal alguno, pues la Asociación continuaba en la ambigua situación de “suspensión de actividades”. Por este Clan pasaron personas que siguieron colaborando con el Escultismo durante bastante tiempo, ejerciendo tareas de responsabilidad en distintos puestos tanto de la estructura asociativa madrileña como en la nacional. El primer jefe de este Clan fue Julio Hernández Roselló, persona inquieta, que posteriormente pasó al Escultismo Católico para, finalmente, crear la Asociación de Scouts de B.P.
Por la misma época surge en el Distrito de Madrid el Clan Estrella Polar que admite en su seno a scouts procedentes de diversos Grupos que no disponían de etapa Rover. Los inicios fueron vacilantes hasta la llegada como Jefe de Clan, en 1962, de Juan Manuel Lopez-Palop, que ya había sido rover en los momentos inmediatamente anteriores a la Guerra Civil, y que había realizado recientemente el Curso de I.M. de la rama Rover en Gilwell Park. Su dedicación y conocimiento del Escultismo moderno supuso un gran impulso para el Clan que se reflejó en la apertura a nuevos ambientes de actuación de los rovers en una larga e intensa vida del Clan dentro del Roverismo ideado por B.P. en paralelo con una vida de compromiso en la cambiante sociedad española del momento ya que, además de las actividades típicas de esta etapa, se realizaron nuevas actividades con un enfoque hacia la sociedad, hoy lo llamaríamos “talleres”, tales como la restauración del interior y alrededores de la iglesia de Arroyo de Valdivieso, en Burgos, o realizando el primer censo del poblado (entonces chabolista) de La Fortuna, en las afueras de Madrid, o la operación “Azada rota” en la provincia de Cuenca con una auténtica inmersión en el mundo rural de la época. También tuvieron mucha importancia las actividades de tipo biológico en la naturaleza, quizá por la influencia de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente muy en boga por aquel entonces; hubo rovers que más adelante ocuparon cargos de cierta relevancia en la sociedad relacionados con esta actividad.
Los primeros Clanes que se formaron eran exclusivamente masculinos, como el resto de las unidades del Grupo en aquellos años. No obstante no tardó mucho en aparecer la inquietud de admitir chicas en los Clanes. Esto dio lugar a diversas respuestas por parte de los rovers. Hubo clanes que, tímidamente al principio, empezaron a trabajar conjuntamente con chicas, en algunos casos de la Asociación de Guías de España, sobre todo los que contaban con un Jefe de Clan mayor y con buena formación. Pero hubo también bastantes discusiones entre los rovers que consideraban la presencia de chicas como un freno a sus fuertes actividades físicas en la naturaleza, como la realizada por rovers de Madrid al asistir en 1967 a un curso de escalada en Los Alpes, organizado por el Club Alpino Scout en Kandersteg (Suiza).
Como ejemplo de acción coordinada para un trabajo de formación mixto podemos tomar el iniciado por el Clan Estrella Polar con un Fuego de Guías de España. Empezó en 1966 programando algunas salidas y actividades de forma coordinada dirigidas por los responsables de ambas unidades. El proceso culminó con la asistencia, integrando una sola unidad, al Campamento Internacional de Servicios y Actividades para Scouts y Guías, SAGAA-68, que bajo la forma de Rover-Moot se celebró en Derbyshire (Inglaterra). La preparación para asistir a este campamento internacional supuso la plena integración del Clan y del Fuego en un proyecto de coeducación, pionero en el Escultismo madrileño, dentro de los principios y valores scouts. Durante los meses anteriores se realizaron trabajos, tanto en Madrid como en el campo, para conseguir el dinero necesario para financiar el viaje. El trabajo conjunto forjó unos sólidos lazos entre chicos y chicas procedentes de unidades distintas que supuso el auténtico núcleo del Clan Estrella Polar que se desarrollaría los siguientes años. A continuación otros Clanes empezaron a seguir el mismo, o parecido, camino que culminó con el paso del tiempo en una formación coeducativa generalizada no sólo en la etapa rover, sino extendida al resto de las unidades del Grupo.
Por aquellos momentos ya existía una cierta tolerancia, más bien de orden público que legal, hacia ciertos movimientos juveniles que claramente no estaban implicados en actividades de tipo político. Para intentar regularizar esta situación la Delegación Nacional de la Juventud, a la que correspondía la exclusiva de la formación de la juventud hasta esos momentos a través de la Organización Juvenil Española (O.J.E.), inició un ensayo aperturista con la posibilidad de registrar Asociaciones Juveniles como continuación del espíritu emanado de la Ley de Asociaciones promulgada en 1964. Otra paradoja; el Clan estrella Polar decidió aprovechar la ocasión y convertirse en la “Asociación Juvenil Clan Rover Estrella Polar” para lo que redactó unos Estatutos que fueron admitidos y registrados debidamente en la Delegación Provincial de la Juventud de Madrid, convirtiéndose en una Asociación legal siendo pública y notoria su integración en ASDE que seguía en la situación de costumbre. ¡Quizá la cuestión estribaba en la palabra SCOUT!.
El paso siguiente dado por la Delegación de la Juventud para desarrollar el asociacionismo juvenil fue la creación del Consejo de la Juventud del que formaban parte todas las Asociaciones legalizadas y registradas. En 1967 se celebró una Asamblea para elegir los cargos directivos del Consejo de la Juventud por votación libre. Más paradojas; resultan elegidos Presidente y Vicepresidente José Mª del Carre y José Luis Alvarez respectivamente, ambos miembros del Clan Estrella Polar, que representaban a la organización scout aunque ésta no fuera miembro del Consejo de la Juventud.
Siguiendo con el aperturismo, la Delegación Nacional de la Juventud celebra en 1968 el Campamento internacional Európolis 68 en la provincia de Cuenca en el que participan todo tipo de Asociaciones juveniles y al que acuden scouts extranjeros además de un contingente de ASDE y otro de Guías de España.
Se puede resumir la actuación de los rovers de Madrid diciendo que es de justicia reconocer que en estos años el Roverismo practicado por los Clanes de Madrid fue un claro ejemplo de servicio, de animación y de ejemplo para el resto de las unidades de los Grupos scouts, así como de implicación en la problemática de la vida social del momento.
En el devenir natural de la vida en un Grupo scout llega un momento en el que los scouts más mayores, si quieren continuar su formación scout, deben integrarse en la unidad adecuada a su edad, es decir en el Clan de Rovers. Pero ésto no ha sido nunca tarea fácil, ya que los que contaban con voluntad de servicio y permanencia en el Grupo se veían, en muchísimas ocasiones, en la necesidad de convertirse en scouters para dar continuidad al Grupo, lo que hacía que el número de posibles integrantes del Clan fuera insignificante. Esto unido a la falta de scouters preparados para ejercer la responsabilidad de Jefe de Clan ha llevado, en todo tiempo, a que pocos Grupos hayan contado con esa etapa de formación de los jóvenes. No obstante nunca han faltado Grupos con un buen Clan, como el Omega de los Salesianos de Atocha, muy numeroso y con una gran actividad a lo largo del tiempo.
Esta situación propició, a partir de los primeros años 60, la creación de algún Clan independiente registrado como Grupo y de un Clan de Distrito que sirvieron para integrar a todos aquellos scouts que optaron por dedicarse a la tarea de completar su formación con las posibilidades que el Escultismo ofrece a los jóvenes, disponiendo del ambiente adecuado para desarrollar su labor de servicio y canalizando sus inquietudes de desarrollo personal y comunitario.
De entre los Clanes de aquella época no hay que olvidar al Clan Querer que, además de las actividades propias de la etapa Rover, realizó una difícil e importante labor de divulgación y comunicación entre los Grupos scouts dispersos por España, en aquellos momentos en los que las comunicaciones fuera de la propia ciudad había que realizarlas generalmente por correo. Esta tarea se llevó a cabo con la edición, primero a multicopista y después a imprenta, de la revista “Querer” que se estuvo editando durante bastantes años y con una difusión importante dentro del limitado número de miembros con los que contaba la Asociación en aquellos años. Paradojas de la vida; mientras la revista se editaba legalmente mediante el correspondiente “depósito legal”, los editores no gozaban de reconocimiento legal alguno, pues la Asociación continuaba en la ambigua situación de “suspensión de actividades”. Por este Clan pasaron personas que siguieron colaborando con el Escultismo durante bastante tiempo, ejerciendo tareas de responsabilidad en distintos puestos tanto de la estructura asociativa madrileña como en la nacional. El primer jefe de este Clan fue Julio Hernández Roselló, persona inquieta, que posteriormente pasó al Escultismo Católico para, finalmente, crear la Asociación de Scouts de B.P.
Por la misma época surge en el Distrito de Madrid el Clan Estrella Polar que admite en su seno a scouts procedentes de diversos Grupos que no disponían de etapa Rover. Los inicios fueron vacilantes hasta la llegada como Jefe de Clan, en 1962, de Juan Manuel Lopez-Palop, que ya había sido rover en los momentos inmediatamente anteriores a la Guerra Civil, y que había realizado recientemente el Curso de I.M. de la rama Rover en Gilwell Park. Su dedicación y conocimiento del Escultismo moderno supuso un gran impulso para el Clan que se reflejó en la apertura a nuevos ambientes de actuación de los rovers en una larga e intensa vida del Clan dentro del Roverismo ideado por B.P. en paralelo con una vida de compromiso en la cambiante sociedad española del momento ya que, además de las actividades típicas de esta etapa, se realizaron nuevas actividades con un enfoque hacia la sociedad, hoy lo llamaríamos “talleres”, tales como la restauración del interior y alrededores de la iglesia de Arroyo de Valdivieso, en Burgos, o realizando el primer censo del poblado (entonces chabolista) de La Fortuna, en las afueras de Madrid, o la operación “Azada rota” en la provincia de Cuenca con una auténtica inmersión en el mundo rural de la época. También tuvieron mucha importancia las actividades de tipo biológico en la naturaleza, quizá por la influencia de los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente muy en boga por aquel entonces; hubo rovers que más adelante ocuparon cargos de cierta relevancia en la sociedad relacionados con esta actividad.
Los primeros Clanes que se formaron eran exclusivamente masculinos, como el resto de las unidades del Grupo en aquellos años. No obstante no tardó mucho en aparecer la inquietud de admitir chicas en los Clanes. Esto dio lugar a diversas respuestas por parte de los rovers. Hubo clanes que, tímidamente al principio, empezaron a trabajar conjuntamente con chicas, en algunos casos de la Asociación de Guías de España, sobre todo los que contaban con un Jefe de Clan mayor y con buena formación. Pero hubo también bastantes discusiones entre los rovers que consideraban la presencia de chicas como un freno a sus fuertes actividades físicas en la naturaleza, como la realizada por rovers de Madrid al asistir en 1967 a un curso de escalada en Los Alpes, organizado por el Club Alpino Scout en Kandersteg (Suiza).
Como ejemplo de acción coordinada para un trabajo de formación mixto podemos tomar el iniciado por el Clan Estrella Polar con un Fuego de Guías de España. Empezó en 1966 programando algunas salidas y actividades de forma coordinada dirigidas por los responsables de ambas unidades. El proceso culminó con la asistencia, integrando una sola unidad, al Campamento Internacional de Servicios y Actividades para Scouts y Guías, SAGAA-68, que bajo la forma de Rover-Moot se celebró en Derbyshire (Inglaterra). La preparación para asistir a este campamento internacional supuso la plena integración del Clan y del Fuego en un proyecto de coeducación, pionero en el Escultismo madrileño, dentro de los principios y valores scouts. Durante los meses anteriores se realizaron trabajos, tanto en Madrid como en el campo, para conseguir el dinero necesario para financiar el viaje. El trabajo conjunto forjó unos sólidos lazos entre chicos y chicas procedentes de unidades distintas que supuso el auténtico núcleo del Clan Estrella Polar que se desarrollaría los siguientes años. A continuación otros Clanes empezaron a seguir el mismo, o parecido, camino que culminó con el paso del tiempo en una formación coeducativa generalizada no sólo en la etapa rover, sino extendida al resto de las unidades del Grupo.
Por aquellos momentos ya existía una cierta tolerancia, más bien de orden público que legal, hacia ciertos movimientos juveniles que claramente no estaban implicados en actividades de tipo político. Para intentar regularizar esta situación la Delegación Nacional de la Juventud, a la que correspondía la exclusiva de la formación de la juventud hasta esos momentos a través de la Organización Juvenil Española (O.J.E.), inició un ensayo aperturista con la posibilidad de registrar Asociaciones Juveniles como continuación del espíritu emanado de la Ley de Asociaciones promulgada en 1964. Otra paradoja; el Clan estrella Polar decidió aprovechar la ocasión y convertirse en la “Asociación Juvenil Clan Rover Estrella Polar” para lo que redactó unos Estatutos que fueron admitidos y registrados debidamente en la Delegación Provincial de la Juventud de Madrid, convirtiéndose en una Asociación legal siendo pública y notoria su integración en ASDE que seguía en la situación de costumbre. ¡Quizá la cuestión estribaba en la palabra SCOUT!.
El paso siguiente dado por la Delegación de la Juventud para desarrollar el asociacionismo juvenil fue la creación del Consejo de la Juventud del que formaban parte todas las Asociaciones legalizadas y registradas. En 1967 se celebró una Asamblea para elegir los cargos directivos del Consejo de la Juventud por votación libre. Más paradojas; resultan elegidos Presidente y Vicepresidente José Mª del Carre y José Luis Alvarez respectivamente, ambos miembros del Clan Estrella Polar, que representaban a la organización scout aunque ésta no fuera miembro del Consejo de la Juventud.
Siguiendo con el aperturismo, la Delegación Nacional de la Juventud celebra en 1968 el Campamento internacional Európolis 68 en la provincia de Cuenca en el que participan todo tipo de Asociaciones juveniles y al que acuden scouts extranjeros además de un contingente de ASDE y otro de Guías de España.
Se puede resumir la actuación de los rovers de Madrid diciendo que es de justicia reconocer que en estos años el Roverismo practicado por los Clanes de Madrid fue un claro ejemplo de servicio, de animación y de ejemplo para el resto de las unidades de los Grupos scouts, así como de implicación en la problemática de la vida social del momento.